martes, 23 de junio de 2020

CARTAS A MARÍA: CARTA TRECE


Carta 13


28 de Abril

Como ya no sé ni dónde estoy, a veces llegó sin quererlo a no sé dónde. Un día de la otra semana hasta me encontré con una procesión de boda, si fuera menos cobarde los hubiera matado a todos. Su felicidad escupe sobre mi miseria, no lo soporto, no puedo. Ya ni las risas de los niños que corren en la calle me parecen tolerables.

 Días más patrás me venían a bien, como que me daban a esperanza, verlos en inmersos en sus juegos, ellos haciéndose soldados, creyéndose Virreyes, soñándose de marfil o de papel. “Sólo son niños” me pensaba, “niños que qué van a saber de la vida”. Y ahí fue cuando me vino a madrear mi amargura; su ignorancia es gloria y en mi saber me doy cuenta que no hay remedio para mí, con algo de suerte para nadie tampoco. Con esas ganas de que me queme el aguardiente prefiero ya que a todos nos lleve la chingada.  Pero ni me quema ni nos lleva y así andamos de tenme en el aire, ni me decido a quemar la casa ni me voy a morir al desierto ni maté a los novios que iban a casarse. La novia era la hija de Pablo ¿te acuerdas de Pablo el que tiene su puesto en los portales? Y pensar que yo la veía tan chiquilla, tal vez nada más la amargura de perderte es lo que me hace sentir viejo. Porque éste abismo ilusorio de que ha pasado una eternidad me ha trasformado en un viejo desgraciado; solo y acabado. Viejo de amargura, de rabia, de penumbra.



Tal vez sí han pasado milenios, tal vez sí me estoy terminando de hacer polvo a mí mismo y a mi dolor, como bien no despierte de ésta pesadilla; prefiero hacerme polvo para irme volando. Lejos. Lejos de todo y de nada. Para ya no ver tus ojos cada que parpadeo. Para ya  no sentir el dulce aroma de tu cabello cada que sopla el aire. Para ya no percibir el penoso sabor de tus labios suaves sobre los míos. Es que de verdad que la carga es mucha María, me atormenta hasta cuando estoy despierto. No dejo de preguntarme si acaso pensarás en mí, si ya me habrás olvidado, si todavía me amas o si acaso me amaste alguna vez. Me ahogo María, me ahogo en éste océano de preguntas infinitas que jamás tendrán respuesta. Lo malo es que me ahogo y no me muero, no me termino de morir na más me duele y  me quema y me aplasta.

Me aplasta hasta hacerme nada, pero no me muero. 

 Juan


DETÉN LA OBSCURIDAD

“¿POR QUÉ SIEMPRE ME DEJAS MARIANA?” Edge of the circle No puedo ni recordar lo que me hizo, pero ahora duerme. Parece muy tranquilo, está s...