lunes, 20 de abril de 2020

CARTAS A MARÍA: CARTA DOCE



Carta 12

20 de Abril

Hoy me desperté temprano, porque mientras menos gente vea en la calle; la tortura de vivir se me hace más llevadera. Los cielos se han olvidado de mí y mientras pase desapercibido entre los vivos me da menos vergüenza seguir aquí pretendiendo como que todavía me encuentro con vida. 

¿Qué más me queda?
Si te has empeñado en regodearte con tu nueva vida, en abofetearme con tu inmaculada belleza, con el aroma de tu voz cada que sueño contigo. Ni en mis sueños me concedes clemencia, sigues con él; te envuelve en sus brazos mientras yo ardo en la desesperación de seguir con vida.

No sé si hoy es hoy o es ayer, no me atrevo a pensar mucho en el tiempo porque soy capaz de quemar la casa conmigo adentro. Es que el saber que mil años he pasado sin ti y aún no muero terminaría por aniquilarme. Un adiós final y un beso en la obscuridad me bastarían. 


Te has llevado hasta las lágrimas en mis ojos, el cantar de los gallos y el  rugido del tren.  Siento que un día, de verdad ahora sí un día la cruda eterna de no tenerte va acabar conmigo. Si me vieras ahora, si vieras en lo que me he convertido… me mirarías con dolencia melancólica; así como se ven las tumbas de los difuntos, con penosa resignación de jamás recuperar lo que se nos  fue. Tal vez yo te miraría del mismo modo. Con nostalgia, como se ven en la cabeza los recuerdos del ayer, con todo ese amor a un momento que jamás volverá. Como se ven las fotos viejas que se cuelgan en la pared. Como se leen las noticias de hace algunos años en los periódicos viejos que envuelven los monos del nacimiento o las ollas del atole. 

Aún no clarea y  a los pájaros ya se les metió la idea de joderme con su canto. A lo lejos se escucha el arrastrado paso de una carreta, así como que la mula que la arrastra vive la misma chinga que yo día a día. Sus pasos son pesarosos, sufridos, obligados por la implacable corriente de la cotidianidad. Esa mula soy yo y yo soy esa mula, jodida, jodida y resignada pero no resignada del todo. Te lo juro María que un buen día ahora sí voy a dejarme morir, voy a llegar a casa borracho después de oír tres horas de rancheras en la cantina, después de beberme todo el aguardiente que tengan, después de haberme acabado toda la vida y ahora sí, me prendo fuego con todo y la casa.

¡Te lo juro María!


DETÉN LA OBSCURIDAD

“¿POR QUÉ SIEMPRE ME DEJAS MARIANA?” Edge of the circle No puedo ni recordar lo que me hizo, pero ahora duerme. Parece muy tranquilo, está s...