martes, 14 de mayo de 2019

MADRASTRA






El rey tuvo tres hijos                     
el  mayor era ilegítimo.
El segundo de la reina, 
único primero y favorito.

Juanito era el bastardo
De cara pecosa que lo dejaba muy claro.

Por las noches la reina lo miraba
 mientras el pobre soñaba.
A ella le confortaba el sueño 
de rebanarle la garganta
Darle de comer a los perros
La carnita suave de su cara
De no verle más y no verle nunca.

“¡Mátalo! ¡Mátalo al bastardo!
Que ni un rastro sólo quede. 
Si no lo ha amamantado mi pecho
  ¡que lo entierren en la nieve!”

A los guardias del palacio en secreto les pagó,
para que pierdan a Juanito
 y se vuelva un mito entre las voces del rincón.
Que las horas que respire, 
se hagan cortas, se hagan nada.
Dejen sus ojos cerrados ya por siempre bajo las palas.
Que los diablos del infierno se rían de sus hazañas.
Lo devoren a jirones su carnita pecosa y blanca.

Fuertes los pasos por los pasillos resonaban.

Puñales y afiladas navajas
Desfilaban de una en una
Como caer de una cascada.

Azotes de puertas y un llanto cayado
Pues cuál fue su sorpresa
Al encontrar al rey sentado
Esperando su asistencia.

Ahí murieron todos y cada uno,
Sin chistar ni sombra
Y ahora camina, camina alegremente la reina.
Camina por los pasillos del palacio
Cargando su cabeza por la alfombra. 



DETÉN LA OBSCURIDAD

“¿POR QUÉ SIEMPRE ME DEJAS MARIANA?” Edge of the circle No puedo ni recordar lo que me hizo, pero ahora duerme. Parece muy tranquilo, está s...